Si hay una manera perfecta de celebrar el amor en Mallorca, es combinando un paseo al atardecer por las callejuelas históricas con una mesa bien servida y un brindis final que prolongue la magia de la noche. Esta guía reúne todos los ingredientes para una cena romántica en Palma inolvidable: encanto arquitectónico, cocina vasca contemporánea y cócteles de autor.
Un paseo que enciende la chispa
Comenzad la ruta en la Plaça de Cort cuando el sol empieza a descender; la luz de última hora enciende el dorado de las fachadas y suaviza el bullicio de los cafés. Sin prisa, dirigíos hacia la Catedral de La Seu. Su imponente rosetón, iluminado tenuemente, se refleja en las aguas del Parc de la Mar y convierte la escena en un espejo de colores pastel. Tomad la mano de vuestra pareja y caminad bordeando el lago.
Cena romántica en Palma en Sukalde
A apenas cinco minutos de la Seu, en Carrer Forn de la Glòria, 5, una puerta de madera caldeada por luces indirectas invita a sumergirse en el universo gastronómico de Sukalde. El interior, una mezcla de piedra vista, suelos hidráulicos y hierro forjado, destila intimidad sin caer en la penumbra; la iluminación está calculada para que los rostros se iluminen con calidez y los platos brillen con sus propios colores.
El equipo de sala, tan atento como discreto, os propondrá comenzar con una Gilda–Steak Tartar, un guiño al norte que sirve de preludio perfecto: la salinidad de la antxoa se equilibra con la suavidad de la carne cortada a cuchillo, mientras un toque de piparra despierta el paladar. Quizá os apetezca acompañar esta primera sugerencia con un vaso frío de txakoli, cuyo burbujeo fino limpia el paladar y amplifica los sabores de mar.

Para el plato principal, la cocina abierta deja ver cómo el chef acaricia las brasas con un tataki de solomillo, marcado por fuera y aún rojo en el centro, o una lubina entera que cruje al romper la piel. Ambos llegan a la mesa coronados con pimientos confitados y sal gruesa, recordándonos que la sencillez es el camino más corto al sabor. Si os declaráis carnívoros, tal vez prefiráis compartir la txuleta de vaca vieja, ideales para un tinto crianza de Rioja Alavesa.
El postre es pura caricia: la pantxineta se sirve tibia, con la crema apenas fundida, el hojaldre crujiente y un helado que se derrite despacio. No hay prisa; este es el momento de las confesiones y las miradas que se prolongan.
Cóctel final bajo un cielo de luces
Cuando los platos se hayan esfumado sin dejar rastro, la velada se corona con un cóctel. Quedaos en la barra, de mármol oscuro y luz dorada, o moved la conversación al patio interior, donde las guirnaldas luminosas y el rumor suave de una fuente crean un microcosmos apartado del ruido urbano. Entre los favoritos de la casa destaca el Negroni, aromático y profundo, o el Moscow Mule, ligero como la brisa que se cuela desde la Lonja. Un brindis, un sorbo y el tiempo queda suspendido.



Pequeños detalles que marcan la diferencia
- Reservad con antelación: indicad que se trata de una ocasión especial; la casa siempre intenta sorprender con la mesa más acogedora.
- Compartid los platos: la cultura vasca gira en torno a la mesa compartida; veréis cómo la cena se convierte en un ritual de complicidad.
- Dejad sitio para el paseo de vuelta: la digestión se hace más dulce entre callejones silenciosos, con la cúpula de la catedral flotando sobre vosotros.
- Pedid consejo al sumiller: detrás de cada etiqueta hay una historia que puede añadir otra capa a vuestra experiencia.
- Llevad una chaqueta ligera: incluso en verano, junto a la muralla la brisa marina puede refrescar; será la excusa perfecta para un abrazo camino a casa.
Reserva y vive tu propia historia de amor en Palma
Un paseo que despierta los sentidos, una cena que los seduce y un cóctel que los sella: Sukalde y el casco antiguo de Palma se alían para ofrecer la cena romántica en Palma que estabas buscando. Haz tu reserva, deja que la ciudad se vuelva escenario y convierte una noche cualquiera en un recuerdo para siempre.
Nos vemos donde las piedras antiguas susurran historias y las brasas escriben la vuestra.