Patios de Palma de Mallorca: ruta y cheesecake en Sukalde

Si te apasiona la arquitectura tradicional y te preguntas dónde encontrar los mejores patios de Palma de Mallorca, prepárate para una ruta que combina historia, arte y gastronomía. Te proponemos visitar cinco patios emblemáticos, todos abiertos al público, y culminar el paseo con la famosa tarta de queso vasca de Sukalde en el casco antiguo. Un plan perfecto para fotógrafos, curiosos y foodies.

Ruta de cinco patios en Palma de Mallorca

Empieza la mañana en la calle de l’Almudaina. Allí te recibirá Can Oms, un palacete barroco de 1666 donde las columnas jónicas y la gran escalera imperial hablan de la riqueza de la antigua nobleza mallorquina. Cuando la luz todavía es suave, las vetas del mármol y la pátina de la piedra cobran un brillo especial.

A apenas unos metros aparece Can Bordils. Su arco gótico, oscuro y puntiagudo, desemboca en un patio recogido que hoy alberga el Archivo Municipal. Adéntrate sin prisa: el frescor de sus bóvedas y la penumbra medieval te transportarán al siglo XIV.

Continúa hacia el barrio de Can Savellà. En Can Vivot, un escudo nobiliario preside un patio cuadrangular perfecto donde balcones de forja y contraventanas de madera añaden carácter. El silencio solo se rompe con el crujir de la tarima antigua; es fácil imaginar carruajes y damas con mantones desfilando por sus losas.

Gira ahora hacia la animada carrer de la Unió. Tras la fachada discreta de Can Balaguer se esconde una sorpresa: la sobriedad renacentista del zaguán contrasta con la exuberancia modernista de la planta noble. Tómate un respiro en el pequeño jardín interior, un oasis entre el bullicio comercial.

Remata el recorrido en Can Forteza Rey, quizá el patio más fotogénico de Palma. Su fachada modernista multicolor, repleta de mosaicos y máscaras grotescas, es solo la antesala de un patio luminoso de columnas salomónicas y relieves dramáticos. La cámara casi se dispara sola.

Consejo: todos estos patios son de libre acceso (salvo exposiciones puntuales), pero recuerda que algunos siguen siendo residencias: habla en voz baja y respeta a los vecinos.

Cheesecake vasca en Sukalde

Tras la ruta, los pies piden un descanso y el paladar, un premio. A menos de diez minutos a pie, en la tranquila Carrer del Forn de la Glòria, aguarda Sukalde. Allí, la tarta de queso vasca se sirve a la antigua usanza: horneada a alta temperatura, con bordes ligeramente caramelizados y corazón cremoso que se deshace en la cuchara. Un hilo de miel y unas nueces tostadas redondean el bocado.

Si el paseo te ha abierto el apetito, añade a la comanda un Rabowich, mini-sándwich de rabo de buey con confitura de albaricoque, o el pulpo a la brasa con patata rota y alioli ahumado. Y, para maridar la cheesecake, un txakoli frío o un espresso Martini de la cuidada carta de cócteles de la casa.

Reserva online aquí o llama al 686 92 44 08 para asegurar tu mesa.

Un plan redondo

Pasear por los patios de Palma de Mallorca es abrir una ventana a la historia de la isla: gótico, barroco, modernismo… todo cabe en apenas un kilómetro cuadrado. Y cerrar la jornada con la cheesecake vasca de Sukalde convierte la experiencia en un recuerdo inolvidable. Cultura, arquitectura y sabor se dan la mano en el corazón de Palma. ¿Te animas?